domingo, 21 de agosto de 2016

Pereza

En la película el abogado del diablo, Al Pacino termina con la frase: "la vandidad, mi pecado preferido". Creo que actualmene el riesgo mayor es el pecado de la pereza. La tecnología nos suministra lo necesario para estar psicológicamente satisfechos y nos hace cada día mas perezosos. Podemos comunicarnos, expresar nuestra ideología, trabajar, relacionarnos, todo desde la silla frente a la PC o el celular. ¿Y la acción? ¿el moverse para hacer algo? eso que realmente nos llena, ya que tiempo después solo nos acordamos de los momentos en que nos desplazamos físicamente y no de los momentos en que tipeamos frases ingeniosas.
Actualmente, y sobretodo en los jóvenes, la lucha contra la pereza es mucho más dificil que antes. Tiempo atrás había presiones familiares y sociales que empujaban al jóven al movimiento, a salise de la cuna del hogar, la cama, y su silla, pero ahora esas presiones están muy diluídas y el esfuerzo de moverse corre por cuenta y cargo del propio jóven. Cómo aún él no sabe los riesgos futuros de la pereza cree que no hace falta hacer el esfuerzo de moverse, de sobreponerse a la propia inercia y decir: "me levanto y voy"; "me levanto y lo hago aunque putas las ganas que tengo".
Los riesgos de la pereza son enormes y condenatorios, por algo es un pecado capital. Los antiguos no eran tontos, sabían y eran conscientes de este enorme riesgo, que puede derivar en la auto mitología, la depresión, la insatisfacción personal, y el repudio familiar y social.

domingo, 14 de agosto de 2016

Heráclito

Heráclito

Heráclito camina por la tarde
De Éfeso. La tarde lo ha dejado,
Sin que su voluntad lo decidiera,
En la margen de un río silencioso
Cuyo destino y cuyo nombre ignora.
Hay un Jano de piedra y unos álamos
Se mira en el espejo fugitivo
Y descubre y trabaja la sentencia
Que las generaciones de los hombres
No dejarán caer. Su voz declara:
Nadie baja dos veces a las aguas
Del mismo río. Se detiene. Siente
Con el asombro de un horror sagrado
Que él también es un río y una fuga.
Quiere recuperar esa mañana
Y su noche y la víspera. No puede.
Repite la sentencia. La ve impresa
En futuros y claros caracteres
En una de las páginas de Burnet.
Heráclito no sabe griego. Jano,
Dios de las puertas, es un dios latino.
Heráclito no tiene ayer ni ahora.
Es un mero artificio que ha soñado
Un hombre gris a orillas del Red Cedar,
Un hombre que entreteje endecasílabos
Para no pensar tanto en Buenos Aires
Y en los rostros queridos. Uno falta.

JLB

Politica personal Elisa Carrió

Cuando hablo de pensar hablo de reflexionar, me refiero a una instancia crítica de nuestras propias cosas, porque muchos sienten y piensan pero no se sienten y se piensan; la situación existencial les está dada, no reflexionan acerca de sus propios comportamientos, de sus propias acciones. En consecuencia ese es el momento de actividad del hombre, porque una vez que tomamos una decisión a partir de una reflexión, somos otros. Y este es el concepto de natalidad de Arendt. En la medida que podamos tomar una decisión que rompa algo de nuestra vida o que la cambie, ahí está la política y ahí está la natalidad. Esto significa hay una política respecto de la persona, y es muy interesante pensar que nosotros tenemos que tener una política respecto a nosotros, ser sujetos que observamos al sujeto que somos; siempre desde cierta distancia. Y así podemos constatar lo irracionales que somos. ¿Cómo sería la situación? La situación es que uno siempre es espectador y siempre es actor. Se puede ser actor en silencio; el silencio puede ser una de las formas más amorosas o más terribles. Uno está actuando siempre, y esto no quiere decir que uno sea falso, pero la vida misma es una actuación permanente en la que uno ocupa roles y distintas máscaras. No es lo mismo hablar con nuestros hijos que con otras personas, son distintos roles, distintas formas de actuación, pero la capacidad de reflexionar implica ser observador de nuestras propias conductas. Lo central para poder obrar distinto es justamente ese doble ejercicio cuya clave es una acción distinta, la de estar siempre como observadores, porque el punto de vista del observador es distinto al del que actúa. El que actúa juega el juego y el que observa puede ver los hechos, puede describir el juego. Esa actitud de ser un espectador casi neutral de uno mismo, lo más distante posible de uno mismo, es muy difícil. Esa es la reflexión que permite corregir la acción, que permite cambiar la actitud, que permite cambiar el mundo, cambiar la vida, y si cambiamos nuestra vida cambiamos el mundo. 

13-08-16 Elisa Carrió
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